Era la media noche cuando caminaba solitario bajo la luz de la luna, rompiendo el silencio con el tacón de sus zapatos de fino cuero negro, Draco Z. Amortem. Se dirigía a su función nocturna en un bar Masón. Draco es un hombre muy audaz, vestía muy elegante y su excelente dicción junto con su irresistible voz, le permitían engañar a las personas, era por ello que se había convertido en un mago.
Cuando llegó al lugar, sus espectadores lo observaban con absoluta desconfianza. Draco miraba fijamente a su público con una sonrisa sarcástica en su rostro, mientras que algunos espectadores gritan: ¡lárgate! En este lugar tus trucos no funcionaran.
Empezó diciendo – yo no soy un mago… fracaso muchas veces en mis trucos, los nervios me atormentan...Mi voz se enreda, definidamente no soy un verdadero mago. Será mejor entonces que vayas a engañar a tu abuela porque aquí seguirás fracasando – dijo un espectador,seguido de aquel comentario se escucharon carcajadas de todo el auditorio.
- Dejen de reírse… esto no hace parte del espectáculo – dijo Draco. – no sé porque acepte venir aquí.
- Porque eres un imbécil – dijo alguien del publico.
Inmediatamente Draco abrió su saco y tomo una pistola, la cual siempre carga. ¿Quien me llamo imbécil? – preguntó. Esa pistola es falsa – se escucho en el fondo del auditorio. Al enterarse esto, Draco cargo la pistola e hizo un disparo al aire, rompiendo el tejado y con mirada amenazante preguntó – ¿Alguien quiere verificar si es un arma falsa? El auditorio simplemente respondió con un silencio.
Después de este pequeño incidente – dijo – terminare mi monologo: la magia se ha considerado una práctica imposible, pero en realidad es una destreza muy fácil de realizar, hoy en día cualquiera puede ser mago. ¿Alguien del auditorio quiere intentar lo posible que puede serlo?
El auditorio, luego de la amenaza anterior,había quedado en silencio, y sin ánimos de participar en el espectáculo. Draco frustrado por tener un auditorio que no participaba paralelamente con él, nuevamente saco el arma y con lágrimas en sus ojos dijo -- ¿nadie?... ¿como seré un gran mago? – Luego con un fuerte grito continúo diciendo -- ¡si nadie en este maldito auditorio no participa de mi espectáculo!; acompañado del siguiente disparo, pero esta vez en una botella de champaña que se encontraba en una mesa.
¡Eres un psicópata!... ¿como carajos te permití entrar aquí? Sal de mi bar ipso facto! – dijo William Arévalo el dueño y propietario del bar.
Draco muy enojado lo apuntó con el arma y le dijo – y si no quiero… ¿Qué? Luego le disparo dejándolo inmóvil en el piso. El susto se apoderado de los espectadores, a tal grado que ninguno era capaz de mirar si William había muerto.
Para mi siguiente truco necesito un voluntario… aunque si no lo hay, podría seleccionarlo – dijo Draco con un tono de voz muy agudo. Yo… -- dijo un joven con voz entre cortada por el miedo. Excelente – dijo Draco con una sonrisa.
Draco invito al joven al escenario, ligeramente lo abrazo y le dijo – usted ha sido valiente, pero ¿Por qué acepto ser voluntario de un mago que parece un psicópata asesino?
- Porque hace parte del espectáculo – dijo el joven.
- Estas muy equivocado… esta arma la utilizo con las personas escépticas a la magia – dijo Draco
- Si usted lo dice... – dijo aun más nervioso que antes.
- ¿Cuál es tu nombre?
- Jerry Suárez
- Que bonito nombre, lastima que nadie mas te llamara de esta noche, porque hoy te asesinaré.
- Pero… ¿por qué? – preguntó Jerry muy agitado
- Qué sorpresa… un espectador que no quiere morir ¿Quieres morir?
- No señor...
- Lo pensaré… pero tengo malas noticias, alguien tiene que morir hoy ¿quieres que sea yo?
- Tal vez... – dijo mientras le temblaban las piernas
- ¡Tal vez! – grito Draco mientras se reía a carcajadas – no muchacho, yo no puedo morir… soy el anfitrión.
- Entonces quien morirá señor… - dijo el Jerry
- Jerry, se ve que eres una persona buena, pero escéptica a la magia. Así que te daré una gran oportunidad para matarme – dijo Draco mirándolo a los ojos
- Usted esta loco… ¿Cómo voy a matarlo? – dijo Jerry muy alterado
- En mi arma solo tengo una sola bala, que te parece si… ¡jugamos a la ruleta rusa! – dijo Draco muy eufórico.
Mientras Draco preparaba el arma, Jerry lloraba en silencio. El auditorio se empezó a murmurar sobre el siguiente acto. Draco estaba girando la manzana del arma sonriente y Jerry lo miraba diciendo no con su cabeza. Finalmente Draco colocó la pistola en la mesa, lista para el juego.
- Tu comienzas — le dijo Draco
- No quiero hacerlo – dijo Jerry llorando
- Entonces te matare a ti...
- ¡Espere! … lo hare, le disparare
Jerry tomo el arma y muy decidido de si mismo, le disparo a quema ropa rogando que su disparo fuera certero para escapar del mago psicópata. Pero su tiro fue fallido y empezó a llorar mas mientras le decía a Draco que no quería morir.
Habían pasado cuatro fallidos intentos, era el turno de Draco. Sonriente él le dijo – sabes lo que significa ¿cierto? El joven muy angustiado y completamente mudo del susto, solo podía afirmarle con su cabeza. Entonces le apunto, inmediatamente el joven se arrodillo frente a Draco y le dijo – no quiero morir, yo creo en la magia, pero dejadme vivir. Draco lo levantó y le dijo – esta bien muchacho… espero nunca dudes mas de los poderes ocultistas de la magia, puedes ir a sentarte, además puedes llevarte la pistola por tu participación.
El joven que se encontraba muy agitado, recibió el regalo y se dirigía caminando lentamente al auditorio, pero su mente se lleno de ira y regreso al escenario para matar al mago. Caminaba hacia Draco mientras le apuntaba, y le dijo: tú eres el muerto. Draco le dijo – veo que en ti todavía queda algo de escepticismo, será mejor que hagas magia tu mismo. El joven Suárez jaló del gatillo y la pistola se quedo en silencio, que demonios – dijo. Luego jaló el gatillo repetidas veces esperando encontrar el tiro certero, pero se llevo una sorpresa cuando abrió la manzana del arma y encontrarse con que no tenía balas. Entonces Draco le dijo – ¿sigues dudando?
Draco el mago, regreso la mirada al público para terminar su monologo – quiero darle gracias primero que todo a mi voluntario estrella, sin él este espectáculo no hubiese sido un éxito. Seguidamente a William por prestarme su bar y permitir realizar los efectos del tejado, la botella de champaña y tu supuesta muerte, gracias Will. Finalmente al auditorio que sin su escepticismo a la magia, este espectáculo no hubiese sido una maravilla.
Después de que Draco hiciera la reverencia final, el auditorio sorprendido por tal espectáculo lo aplaudió por mucho tiempo. Algunos muy sorprendidos, otros llorando del susto, los escépticos mas valientes se lamentaron por haber sido engañados, pero después de ese día, nadie que se encontraba en ese sitio volvió a dudar del poder de la magia.
por: Stefan Bohórquez